sábado, 10 de diciembre de 2011

Si Algún día...

Si algún día sientes que se han quebrado tus alas
y no puedes ya levantar vuelo,
no te detengas…. 
Te prestaré mis alas para que sigas volando en pos de tu sueño.

Si una mañana despiertas
y la son risa en tu rostro te falta,
no te apagues…
Yo colgaré mi sonrisa
en cada una de las esquinas que circunda tu vida
para que a mí, al menos, me sigas sonriendo.

Si algún día, al destellar el alba sientes que te falta el aliento
y quieres deponer las armas…
No continuar dando la batalla,
te llenaré de música con un beso
para renovarte la cuota inicial de un cuento eterno.

Si algún día en tu andar pausando
sientes que te fallan las fuerzas;
continúa…
Te prestaré mis piernas
para que sigas teniendo fortaleza…
para que el peso de ese lastre que soportas callado,
amor, te pese menos.

Si una noche te acuestas
hueco…. Lleno de tan sólo vacío
soledad y silencio,
te daré en un beso profundo
la calidez de mi voz.
Quizás así la rutina y el hastío
donde titila en blanco y negro
el sustantivo resignación
tengan un sabor menos añejo.

Mírame…
Yo no tengo grandes cosas,
-pues, aunque no lo parezca, soy sencilla-
y tal vez razones para retenerte yo hoy carezca
ni siquiera para al menos imantarte a mi lecho
y reposes tu cabeza, tus pensamientos y tormentos sobre mi pecho,
de ti, guerrero pendenciero,
de tu prosa, de tu verbo,
mi corazón está lleno.

Si una tarde cualquiera
un temblor rabioso de impotencia te arropa las manos,
aférrate a mis palmas y haz tuyos mis dedos y cabellos largos.
Que germinen ilusiones nuevas tuyas en mi cuello;
que se enrede tu beso en cada lunar humedecido en mi seno
y bébete el grito de esperanza 

que corre por mi espalda con cada gota de sudor.

Cierra los ojos…
Sobre tus párpados se arrullarán mil cantos.
Mis manos habrán de servirte de cuna,
de almohada,
para verter allí tus quimeras
y sigas soñando con mundos posibles
de héroes al rescate de princesas blancas.

Si el inexorable «tic-tac» del tiempo
te debilita el pecho
y tu corazón en la espera se va desvaneciendo.,
¡no desfallezcas!
Te donaré mi vida en más de un latido para que sigas viviendo
y en cada respiro me sigas teniendo.

Mayra Bevilacqua
Miércoles, Diciembre 07, 2011

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