si tu presencia se acerca a mi andar.
Sigilosa mi mano en tu pierna,
descubro tu piel en silueta.
Llorabas al verme llorar.
Mi llanto te hacia dudar,
dudar de llevarme a los cielos
entre besos, caricias y hambre de sexo.
Pasión que se respira en el ambiente,
entrega que nace de repente.
Me ciega el humo del fuego consumidor
que quema nuestras ganas de amor.
Mi aliento se torna lento;
mis ojos se cierran sutilmente.
Imagino tus latidos
al escuchar tu respiracion y tus gemidos.
Manos que no respetan reglamentos,
tabues, religiones ni preceptos
se incrustan los dedos en la piel humeda
del sudor
los besos
y el roce seductor.
Tiemblo te lo he dicho.
Lloro... ¡¡¡También lo has visto!!!
Derramada en mis muslos,
atento contra mi conciencia
teniendo tu cuerpo y tu alma juntos.
Déjame dormir Junto a tu pecho;
permíteme probar de tu elixir secreto:
dulce miel de tu alma limpia,
dulce néctar de fruta prohibida.
Marco Aguirre.
Octubre 12, 2011
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