Dos miradas se cruzan
-la tuya y la mía -
buscando verdades en el fondo de ojos oceánicos
que hablan a mares.
Dos alientos que se rozan,
dos bocas
-la tuya y la mía -
que anhelan deshacerse en un beso sin tiempo.
Unos dedos...
-los tuyos-
que juegan a desatar botones
que ocultan mi brassière.
Roces en el cuello
-el mío -
e intentos de besos vuelven a nacer
bajo un cielo estrellado
y un cuarto creciente que está por romper.
Cuatro manos
-las tuyas y las mías -
deseosas se enlazan
y a ritmo de vals hacen todo un concierto de amor
bajo la ropa.
Dos corazones
-el tuyo y el mío-
latiendo sin pausa,
obnubilados en un fuego único
de amor y seducción.
La luna es testigo de suspiros furtivos
que vuelan con el viento nocturno
a un lugar desconocido
del que sólo sabemos tú y yo.
La luna es silencio omnisciente
de caricias brillando sobre el lienzo de la piel
-la tuya y la mía haciéndose seda y miel- .
Dos pieles
-la tuya y la mía-
fundiéndose en una sola plegaria de fervor,
-Indómita exaltación-
bajo el cielo estrellado y una luna creciente,
donde nació omnipresente el mes de Abril,
apenas a finales de Febrero
con la excusa ineludible de un 'TE QUIERO'
y el sello inextinguible de un 'TE AMO.
Mayra Bevilacqua
Miércoles, Febrero 22, 2012
© Copyright 2012
All Rights Reserved
-la tuya y la mía -
buscando verdades en el fondo de ojos oceánicos
que hablan a mares.
Dos alientos que se rozan,
dos bocas
-la tuya y la mía -
que anhelan deshacerse en un beso sin tiempo.
Unos dedos...
-los tuyos-
que juegan a desatar botones
que ocultan mi brassière.
Roces en el cuello
-el mío -
e intentos de besos vuelven a nacer
bajo un cielo estrellado
y un cuarto creciente que está por romper.
Cuatro manos
-las tuyas y las mías -
deseosas se enlazan
y a ritmo de vals hacen todo un concierto de amor
bajo la ropa.
Dos corazones
-el tuyo y el mío-
latiendo sin pausa,
obnubilados en un fuego único
de amor y seducción.
La luna es testigo de suspiros furtivos
que vuelan con el viento nocturno
a un lugar desconocido
del que sólo sabemos tú y yo.
La luna es silencio omnisciente
de caricias brillando sobre el lienzo de la piel
-la tuya y la mía haciéndose seda y miel- .
Dos pieles
-la tuya y la mía-
fundiéndose en una sola plegaria de fervor,
-Indómita exaltación-
bajo el cielo estrellado y una luna creciente,
donde nació omnipresente el mes de Abril,
apenas a finales de Febrero
con la excusa ineludible de un 'TE QUIERO'
y el sello inextinguible de un 'TE AMO.
Mayra Bevilacqua
Miércoles, Febrero 22, 2012
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