para decirte,
dulce amor,
qué quiero.
Tengo antojo de tu cercanía en mi cuello,
de tus manos hurgando en mi jardín,
de tus dedos merodeando mi huerto.
Desearía hurtarle la luz a la luna para iluminarte los labios
y esta noche con besos
cuentes las pecas
que me chispean en el rostro.
Que las yemas de tus dedos
sean tus grandes pupilas
y se hagan indelebles en tus ojos
los lunares que por mi espalda se incrustan
como ópalos y perlas negras;
como gotas de chocolate,
en crema de coco y vainilla.
Conviérteme en tu antojo a media noche.
En bocados conquista mis deidades,
tomando de mí lo que te apetezca;
y en ese intercambio dame a probar
eso de ti que me hace agua la boca.
… Báñame con tu humedad
Come del fruto prohibido…
Sólo para ti se ha servido.
Quisiera hurtarle el oscuro misterio a tu larga madrugada,
para tener un espacio a tu lado;
para ser yo quien te tiemble en las manos,
para ser yo la rima de tu dulce poesía,
para ser yo tu prosa vetada y prohibida,
para ser yo quien te ataje en el aire los suspiros
y al amarnos me llenes de tu fuerza el cuerpo;
para que se convierta en música
cada uno de tus graves,
lentos y profundos gemidos...
Siendo tú completamente mío.
Te Amo…
Mayra Bevilacqua
Enero 26-29, 2012
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