En noches como éstas podría convertirme en ángel
y caminar descalza…, desnuda
por ese lar donde pernocta tu realidad confusa
-y de la que a ratos intentas escapar-
y como flores delicadas de vainilla,
impregnar de aromas mías
cada espacio de ese silencio que te aturde a ratos.
Caminaría a hurtadillas…,
despacio… en silencio
por cada rincón de ese lugar
para deleite de esos ojos tuyos que me miran
y para el morbo exasperante de tus ganas.
Caminaría sin que me sintieses….
y de ángel celestial, invocaría a Kamareva
para que me prestase las flores de sus flechas.
¿Para qué?
Para abonar con pétalos
las sábanas donde tu cuerpo reposas
y la almohada donde se enredan conmigo
en ésas tus menguadas horas,
tus ilusiones y tus sueños…
A veces dulces, a veces inquietantes
y otras tantas insomnes y febriles.
¿Me quieres Ángel o me quieres Diosa?
Diosa que te incite a mil travesuras...
Esa que te lleve a volcar tus dormidos deseos;
Fuertes… como un huracán que arrastra,
insospechados como los pensamientos que te ahogan,
cálidos…. como la arena que reposa en la playa
en un atardecer a la orilla del mar.
Ángel y Diosa en una sola sintonía.
Ángel que calme tus luchas internas
y Diosa… Venus que calme tu pasional vorágine
y en cada noche bajo la penumbra, entre suspiros de la luna
se entretejerá un “Te amo” con tu voz queda
y un alma limpia…La mía,
que a gritos te clama…
Esa que a tu inquietud irrespirable calma.
¿Me permites entrar?
Mayra Bevilacqua
Abril 10-11 , 2011
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