miércoles, 9 de noviembre de 2011

Quiéreme…

No guardes silencios
en tu boca… 
No calles verdades entre tu corazón y tu pecho.

¿Hasta cuándo tragarte tus letanías no pronunciadas?
¿Hasta cuándo callar para auto-envenenarte el alma sin consuelo?

¿Qué te reprochas?
¿Qué soy distinta?
¿Por qué esta constante lucha?
¿Por habitar una vida que no deseas que fuese tuya?

Quiéreme sin más realidad que lo que el cuerpo te grita
Siénteme sin más vestiduras que tu piel horadada, 
de traición lastimada.

Me he cubierto de caricias infinitas 
para envolverte de bálsamos
y aquietarte los fantasmas y tormentos.

Quiéreme sin poses ni apariencias.
No me ocultes de tu mundo 
si mi amor como vendaval te arropa, te arrastra,
brota en llamas desde tus venas
y te lleva casi de rodillas a cantar bajo la luna
frente a mi ventana. 

Quiéreme con devoción
sin ser yo Virgen bendita...
ni ángel ni ruiseñor.

Bésame con todo tu dulzor...
Bésame con la pasión
que junto a ese beso guardas anhelante
en tu inmenso corazón.
Quiéreme con toda la fuerza dormida de un volcán.
No temas dibujar senderos en mi piel…
No me quiero morir santa.

Abrázame con todas tus ganas.
Fúndeme en ti 
Yo te quiero vivir.

Hazte de mí… 
Como ese cigarrillo que reposa entre tus dedos
Y permítete consumirme entre tus labios. 

En mí eres libre de existir
Ven a depositar tu TE AMO ansioso en mi boca caramelo. 
Ven a cubrirme de rosas la tesura de mis pechos…
En ellos para ti no existen los insufribles horarios
y mucho menos… rígidos itinerarios.
Déjame mostrarte mi tímida desnudez 
envuelta en velos, lirios blancos, claveles y jazmines.

Quiéreme más allá de toda lógica…
No razones el beso. 
No reprimas la caricia.
Sólo escucha a tu corazón;
tómalo entre tus manos y siente.

Tan sólo quiéreme…

Mayra Bevilacqua
Octubre 31 / Noviembre 05, 2011

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