Antes que el sueño se adueñe de tus ojos
bajo el susurro dulce de las notas de un piano,
me despojo de mis miedos….
Descalzándome de alma para que me sientas
y de cuerpo… para que dibujes con caricias
ese deseo que te agobia y te hace preso de tus ganas.
Vacía en mis pezones
esa fuente de humedad que se oculta en tu boca.
En un leve quejido
dame un beso que calme tu desespero
y libere tu fuego dormido .
Desliza tus manos dibujando el contorno abultado de mis caderas;
las mismas que se ensancharon al recibir un hijo …
y se han enclaustrado por años.
Látigos me sacuden las entrañas
al sentir tu calor aproximándose a mi sur
en pos de las delicias que moran en la vulnerabilidad de mi sexo .
Rásgame la piel si te apetece.
No verás nada en ella….
Sólo el largo tiempo de mi espera.
Quizás guardó silencio
esperando que tú vinieses a vivir en mí…
Quiébrame los labios
aunque yo muera por besarte lento.
Apriétame a tu cuerpo
cual si quisieses tatuar tu nombre y tu sueño
en mis jardines sin dueño.
Haz tuyo el sudor salobre
que corre hasta perderse en la hendidura de mi ombligo.
Haz tuyo este grito largo que callo
ante la lánguida ausencia de la paz gloriosa que me das
al llevarme a las puertas del más dulce calvario
Permíteme morir en tí
y tú conmigo... luego de desfallecer dentro de mí .
Mayra Bevilacqua
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