sábado, 23 de junio de 2012

Labios de Nácar****


La luna bajó esta noche 
buscando compañía. 
Buscaba un beso
en algún lugar 
que le recordase el cielo.

Careciendo de labios,
pidió un deseo al viento
que entre sollozos y monólogos,
de paso transitaba.

«-Quiero ser deseada perla,
clavel vestido de matices distintos
quien a alguien provoque entre sus manos tener
Dame labios tersos,
de perlas, como mi brillo»

Cerró sus párpados en un dejo de tristeza.
En un arrullo… el viento taciturno,
reteniendo suspiros, la convirtió en mujer:
Dama blanca de labios de nácar.

I

Labios de nácar,
cáliz de fuego y veneno
con los que quiero embriagar tus senderos
y cada rincón de tu cuerpo.

Subyugante provocación
que te lleve a la orilla de mi respiro.

No temas… Te recibiré.
No te dejaré perder.

Labios de nácar
que en contacto con tu boca
la sangre de tus venas hierve.

No preguntes:
«¿A qué saben tus labios, mujer»
Sólo sal de tu obscuridad o de dónde estés.

Ven a rescatar el beso
que te reviva…
que te libere del claustro y del exilio.

Labios de nácar
estos bezos míos
a prueba de mentiras y de olvido.
Ven a besarlos otra vez.

II

Los días morían…
Los minutos en las horas silentes se ahogaban.

En espera quedó el beso
que en un último latido
el verano rompió los labios,
ya descocido por la ausencia de aquél
en cuya boca hoy quiere renacer.

Vagaba aquella luna con labios de mujer.
Lo negro del asfalto se le enredaba en los pies.
Deseaba un beso….
Tan sólo un beso en sus labios de nácar

Se despojó de calzado,
se despojó a rasgaduras la piel
y volvió a su noche oscura
a iluminar a otros sus andanzas y suspiros deshilachados.

La luna calló su sueño.
Sólo su almohada sabía de su intento de una noche furtiva
por tener labios de nácar,
labios de mujer
por un beso cálido que la hiciese de nuevo nacer.

Mayra Bevilacqua
Junio 23, 2012

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