Junto a esta noche que bosteza
y tu soledad física que pesa;
que duele tanto… que llega hasta los huesos…,
la brisa que se enreda en la obscuridad
con alguna voz que gime en uno de tantos puertos…
Sola, baldía…, seca,
me pide a gritos un beso…
Tu nombre emerge a galopes en mi pecho
y es tu voz que con el viento
-en esta distancia que atormenta-,
me pide a gritos un beso:
Un beso que te arrope…
Un beso húmedo que te apacigüe la espera.
Un beso largo y lento que te atice por mí
el deseo y tu ardor hechos ganas.
Un beso dulce, idílico
que te recuerde esta y cada hora menguada
sin mi cuerpo fogoso y mi piel sudorosa
junto a tu pecho apasionado los dos entrelazados
lo mucho que yo, mi dulce bien, te amo.
La luna en un canto quejoso
me habla de noches largas
y sábanas desiertas…
Mientras, tu mirada brilla resplandeciendo de la nada
y… anhelante me pide a gritos un beso….
Un beso que te desarme…
Un beso que no te provoque más que amarme.
Tú, mi caballero de las sombras,
fantasías y letras encendidas…
Tú y este sentimiento que en la distancia invisible nos ata,
hacen más llevadero este infierno.
Te quiero...
Te anhelo en mi cama bailando entre mis sábanas.
Te amo…
Te extraño…
Te espero… A que llegues de la mano de un ángel alguna madrugada.
Mayra Bevilacqua
Agosto 27-29, 2011.
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