Cierra la última esperanza de tus ojos
y hazme la compañía
de tu mejor ilusión.
Ámame en tus labios
más allá de lo posible
y conviérteme
en algo que no tenga explicación.
Extiéndeme descubierto
a lo largo de tu vida
y adórame con el misterio fiel de tus magicas caricias.
Ocúltame en la cúspide de tus suspiros
y llévame a volar tus cielos de lamentos increíbles.
Créame dueño de lo más privado de tu piel
y condéname a ser
lo prohibido de los sueños de tu mente.
Abrázame con tus lágrimas del alma
y aprieta mi destino
para hacerlo perpetuo en tu cariño.
Quiero ser tuyo
y hacerme tu soledad más marcada de amor;
quererte hasta desmayar
y morir dentro del infinito de tu cuerpo.
Sentirme autor de tus latidos
y regalarte el retumbar de gritos lejanos
que se apagan sin creer su sagrada agonía.
Rafael Ruíz López
Septiembre 17, 2011
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