Es tuyo con todo lo que tiene dentro,
incluso mi sangre y mi sexo.
Conviérteme en nota perfecta,
armonía de sonidos,
cual mano sobre las cuerdas de un bajo,
labios acariciando un saxo
o dedos sobre las teclas de un piano.
Desdóblame en gemidos reiterados, infinitos,
haciendo de mi piel tu sensual partitura;
y en el vértice de mi humedad,
marca tus notas bajas,
medias y altas.
Camina mi piel mojada;
Riégame con besos
estas dunas que te reclaman.
Ven a profanar mi ilusa deidad.
Hazme instrumento de tu clímax:
orgasmo cálido, quejoso, intenso.
Que mi único averno sea
el camino ramificado, espinado,
de tu cuerpo
incendiando con fervor
los acordes de mi interior.
Hazme tu trova,
tu canto y cadencia
poseyendo mi alma de mujer,
al querer morir sobre mi pecho.
Palpa mi exaltación quemar por dentro
hasta dejar inciensos
en los estigmas tatuados en tu corazón etéreo.
Tócame cual pieza maestra,
partitura universal
hasta anhelar resurgir cual ave fénix,
resucitar cual Cristo Redentor,
ladrón crucificado,
entre mis piernas.
Mayra Bevilacqua
Julio 09 / 14, 2014
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