martes, 1 de mayo de 2012

Aún no he caído...

A la alborada dejo mis deseos y mis miedos.
Aprieto en cada puño, la esperanza cual terruño.
No escaparás esta vez
No volverás a huir.


El egoísmo que me invade
es del sufrimiento consagrado.


Aprieto más fuerte
la brisa en un vestigio de igualdad.
Jamás me permitiré
derrumbarme al más allá.




El abismo de un iluso
es el brillo del tormento, así como
la canción del deprimido
es el grito en un vacío;
de el me alejo aunque sea lentamente
dejando rastros
y trazos elocuentes
arenilla dispersa de mil batallas
cual polvora de confusa de una metralla.

Me resisto a dejar la luz;
por eso, en mi puño
la sangre hierve.


La fuerza con que aprieto
cada segundo,
cada nueva bocanada de aire
es la simple muestra 

de que
a la lucha no me rindo;
que el juego sádico por ser feliz
apenas comienza...



Marco  Aguirre
Abril 09, 2012
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