para, en medio de sombras disipadas, dolores y llantos
bajo la venia de un ángel nocturno, hacerse el amor
el uno al otro
-Sin mi cuerpo, sin la calidez de tu aliento…
Sin tus manos-
y convertirlo en algo tan inmenso
que nos protege,
que nos resguarda
para que no se rompa la dulzura
e intensidad de este sentir hecho clamor.
Sigues siendo marea,
sigues siendo rompiente (tormenta y calma)
en este corazón que tanto te siente, aunque le hieres.
Aunque en mi pecho he ahogado desgarradores gritos
y callado en vino blanco la voz de mil «TE AMO»,
aún me queda esperanza vestida con paciencia
para que en un vuelo violento
con tu sonrisa y tu amor entero…
sano y curado vuelvas a mí…
Aunque me creas gigante… coloso…, fuerte,
sin ti me siento muy pequeña
sin palabras ni abrazos de consuelo.
Sigues siendo marea que arrastra,
rompiente que abriga este corazón en llamas.
Tormenta y calma…
Vives prendado cual perla nocturna dentro de mi alma.
Mi espectro deambulante aún te llora a solas,
en cada esquina donde dejaste colgada tu sombra.
Aquí sigo en una sola pieza, como pilote en tierra,
aguardando callada… palmas extendidas
y la piel agrietada de ya no sentir.
Espero silente hasta algún nuevo poniente
para contigo volver a latir;
para junto a tu oleaje volver a vivir.
Mayra Bevilacqua
Enero 13, 2012
© Copyright 2012
All Rights Reserved ®
No hay comentarios.:
Publicar un comentario