mío su latido en cada verso
que entre vestigios de un sueño deja aún en el tintero.
Mío su suspiro indefenso que deja caer sobre mi cuello;
mío su sudor en sal, sus manos pequeñas y dedos inquietos
que aprenden de memoria
la silueta y el mundo intrincado de mi cuerpo.
Suyas las hebras de mi cabello;
suyo el calor de mi seno y mi pecho encendido.
Mía su palabra hecha poesía intensa
aunque poco me nombre
y sólo me guarde en las entre líneas de cualquier estrofa.
Mía su voz pausada, queda.
Mío ese dolor que no me toca,
pero que aguanta,
embebido en una rabia que lastima su garganta
cuando calla
Suyo cada pétalo húmedo
que palpita en mi flor.
Suyo el aroma que emana de mi fuente
Inundando cada poro por el que transpira mi piel.
Suya la tristeza que clavó en el temblor de mi pupila
No es un secreto a voces….
pero me ama…
aunque ya no me busque con la mirada
entre sus nubes borrascosas.
De noche me asalta su recuerdo intenso,
y su boca con besos
profundos y lentos….
me toma de nuevo.
¿Por qué?
Quizás me busque entre pensamientos vanos
o mantenga el recuerdo del amor intacto
y su espíritu inconsciente
se encuentre conmigo de nuevo,
en aquella noche que llovió en orgasmos
hasta la penumbra de la madrugada a la luz de la luna
que se colaba en as de luz por la ventana
cuando en mi piel bronceada y en mi cabellera,
cada gota de transpiración se cristalizaba en lucero y estrella,
abrazados los dos a una misma quimera:
La de despertar juntos cualquier primavera.
Mayra Bevilacqua
Octubre 17-20, 2012.
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