martes, 23 de octubre de 2012

Muero****



Despierta divago entre palabras
presas en algún cubículo de la memoria,
buscando el brillo en la mirada
que tu mutis repentino me quitó.


Muero de a poco
en cada suspiro ahogado
que tengo incrustado
entre un «Te Extraño» y un «Te Amo»
que no rozó tu cuello
y que la espera agobió.

Muero vaga e indolente...

cual mendiga invidente.

Tu oda..., a veces pragmática,

otras tantas enigmática;
rojo fuego.., azul celeste,
a veces incoherente,
romántica e incandescente,
ya no habita de a gotas saladas en mi vientre.

Mi esperanza ya desnuda, desvalida, camina descalza

buscando una y otra vez ese paraje,
donde tu voz de un precipicio cayó
y el sendero aquél en el que el sueño se partió en dos.

«No puedo condenarte a esperarme

bajo la sombra del árbol que nuestro cielo cobijó.
No puedo pedirte que me aguardes
sentada en un banco… o en el muelle de algún puerto,
como en aquella canción…»

te escuché, corazón, decir un día.


Muero en cada mentira

que inventas ante la gente
para no mostrar lo que sientes realmente
y protegerte,
como aquel payaso triste que se maquilla
para que no se noten sus arrugas
y las heridas en su frente.

¿Cómo salvarte de tu abismo

si hoy ya no me quieres contigo?

Postdata:


Muero en cada grito al alba,

pues, guardo arropado en la garganta
mi saludo de cada mañana.

Mayra Bevilacqua

Octubre 22-23, 2012.

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