y en la mirada tenga bambalinas rotas,
los labios resecos,
el beso partido
y tan sólo me quede el deseo encendido
en un cuerpo de inciensos.
Temo que la noche llegue
a pernoctar eterna en mi cabello largo
y al querer en un eco tu nombre dibujar,
irremediablemente se me quiebre la voz
y tan sólo me quede
el aliento en vilo…
en tendido letargo.
No quiero que la fantasía
intente visitar mi alma
y se dé cuenta que me habitan tus fantasmas;
con la musa dormida,
la sonrisa en fisuras
y el rostro -ese que quisiste eternizar un día-
bañado en cicatrices de lágrimas amargas.
Tengo miedo de amanecer por soles opacada,
con la piel ajada
y de besos... la garganta seca;
con las ganas flotando
en mi bajo vientre,
sin siquiera imaginar
que yo…, allende de mi fuente,
en mi fulgor
te estoy amando,
aún cuando...
me hayas puesto el estigma de la muerte.
Temo tanto que este deseo impalpable
me mallugue la ropa;
que mi alma cruja como cristal de bohème
a punto de quebrar
y me quede yo.. -A veces niña… Otros tantos.., mujer-
hecha hojas secas, desechos,
y el amor me quede latiendo por dentro
con claustrofobia
en un cuerpo de inciensos.
Mayra Bevilacqua
Abril 04 / Mayo 16, 2013
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